Luarca y su puerto
Es una localidad de paso del Camino de Santiago y cuenta con albergue de peregrinos, situado en Almuña, a unos dos kilómetros de la villa de Luarca. Entre los lugares más visitados destacan el faro y el palacio del marqués de Ferrera
Palacio de Los Gamoneda
Es una clásica construcción señorial urbana del siglo XVIII, perteneciente a la familia de los Gamoneda. Está situada en la ciudad española de Luarca, en el municipio asturiano de Valdés. Fue declarada Bien de interés cultural. Actualmente se utiliza como Oficina de Turismo. La casa fue propiedad de Juan Antonio Pérez Gamoneda y Casco Villademoros, primer marqués de Gamoneda, título concedido en 1765 por Carlos III de España a quien fue su secretario.
Es de destacar el blasón de la familia, encima del balcón central, uno de los más ostentosos que existen en Asturias. El edificio es de planta rectangular, con planta baja, piso y desván en el que su distribución espacial ha sufrido modificaciones para adaptarla a los nuevos usos.
Los vanos se ordenan simétricamente en la fachada principal, destacando el balcón central, situado en el primer piso, con repisa moldurada en voladizo y molduras de orejas: sobre él, un frontón mixtilíneo con pináculos y flanqueado por pilastras, alberga en su tímpano el escudo de armas, de grandes proporciones, con las armas de la familia Gamoneda.
Los muros originales eran de mampostería pizarrosa revocada y sillería arenisca en cadenas esquineras y vanos. La cubierta original era de lajas de pizarra a dos aguas con faldón sobre la fachada principal.
El edificio original ha sido demolido casi en su totalidad. Solo se ha conservado y restaurado, en la medida de lo posible, el escudo. En octubre de 2009, el ayuntamiento de Valdés acordó la compra del inmueble por un millón de euros a la familia propietaria, con la intención de abrir en el palacio un museo dedicado a Severo Ochoa, natural de Luarca. Hasta la compra, el palacio pertenecía a la familia Lombardía, quienes regentaban una fonda en la casa.
tiene un origen medieval. Existen pruebas documentales de su existencia fechadas en la primera mitad del siglo XII. De la primitiva construcción no queda nada, al destruirse por completo para levantar el actual templo entre 1873 y 1879.
Presenta planta rectangular. Dentro, acoge tres naves -la central más ancha que las laterales- , que se cubren con bóvedas de arista, al igual que el ábside. En el crucero la nave central culmina en cúpula sobre pechinas que no sobresle en cubierta, aunque así lo hace la linterna. Existe tribuna a sus pies.
Diez vanos proporcionan iluminación natural (cinco a cada lado), siendo seis de ellos semicirculares. En el exterior posee un pórtico con arquería de medio punto apoyada en pilares de buen grosor y cubierta adintelada, de cuya parte central arranca una torre camapanario de sección cuadrada. En la clave del arco central del pórtico figura la siguiente inscripción: "SE/INAUGURO/EL AÑO/1879".
Faro
Las primeras noticias sobre poblamiento humano del actual territorio del concejo de Luarca datan del Paleolítico Inferior y Medio, concretamente del período cultural achelense, en cuyo transcurso se estableció por algún tiempo en el cabo Busto uno de los más antiguos pueblos que se asentaron en el norte peninsular. El lugar elegido era especialmente apto para la caza y la recolección, y sus moradores nos dejaron interesantes muestras de sus líticos utensilios diarios: bifaces, raederas, hendidores, etc. El yacimiento, uno de los más antiguos de Asturias, fue descubierto por José Manuel González; en 1992 el equipo dirigido por el profesor José Adolfo Rodríguez Asensio emprende una investigación sistemática de la zona del cabo Busto, que, según sus palabras, «posiblemente pueda aportar importantes datos en relación a los momentos de paso entre el Paleolítico Inferior y el Paleolítico medio». Los resultados de esas excavaciones arqueológicas recientes han puesto de manifiesto que estos lugares estaban ocupados por el hombre hace aproximadamente 50.000 años, en el periodo comprendido entre las dos primeras etapas paleolíticas. Otros testimonios, como el dolmen de Paredes o el menhir de Ovienes, permiten suponer que dicha presencia se prolongó a lo largo de la Prehistoria, continuando en época castreña —lo cual es avalado por la presencia de varios castros— hasta llegar a la dominación romana. Como afirman Mónica Díaz y M.ª Teresa Costales, «otros grupos humanos, probablemente desgajados del anterior [achelense], imprimieron sus huellas, en evolución hasta el Musteriense de tradición achelense, por Caroyas, playa del Bozo o Ribón, huellas que perviven durante los primeros estadios de la glaciación würmiense».
La colonización romana, explicable en gran parte por la riqueza aurífera de la comarca, supuso la adscripción de estas tierras al Conventus Asturum. Esta etapa histórica dejó constancia monumental y epigráfica a través de la estela funeraria de Ovienes y la lápida con inscripción dedicada a Júpiter, descubierta en El Rellón de Merás y actualmente desaparecida, que fue copiada del original por Rafael Díaz Argüelles en 1830.
En los siglos X y XI los monasterios consiguieron la administración total de un vasto territorio sólo en parte de su propiedad. La crisis social y religiosa que padeció Asturias después del traslado de la Corte a León quedó paliada por un apogeo monástico que tiene su momento culminante en el XI, centuria, asimismo, de auge religioso, que se traduce en un creciente fervor popular hacia las reliquias de San Salvador de Oviedo y en el incremento del peregrinaje a la Catedral ovetense y a Santiago de Compostela. En la baja Edad Media, la ruta costera del Camino se poblaba de peregrinos que atravesaban Luarca, un concejo jalonado por albergues y hospitales; la vía jacobea dejaba el término municipal cruzando El Ríu Barayu, éste con malatería próxima desde el siglo XIII.
Un acontecimiento clave en la historia del concejo es la concesión por parte de Alfonso X el Sabio, en la ciudad de Burgos, de la Carta fundacional de la Puebla de Valdés (concejo de Luarca), el jueves 29 de mayo de 1270; desde esa fecha quedan protegidos —por un Fuero o Privilegio real reconocedor de sus derechos— sus habitantes, que, sometidos hasta entonces a la ley del más fuerte, habían pedido con insistencia justicia al Rey porque «rescebían muchos males y muchos tuertos de caballeros e de escuderos y de otros homes malfacedores que les robaban e les tomaban lo suyo sin su placer...», de ahí que solicitasen un lugar «que toviésemos por bien en que poblasen y les otorgásen nuestros realengos». El lugar escogido para el emplazamiento de la puebla fue, en Luarca, el granero de Santiago de Arriba. Los límites territoriales fijados en el texto foral de 1270 casi coinciden con los actuales; la única modificación administrativa se produce a mediados del siglo XIX (Real Orden de 12-3-1851), momento en que se incorporan al concejo las parroquias de San Salvador de la Montaña, Boronas y Hervedosa, desgajadas del término municipal de Navia.
Fenómeno importante será durante los siglos XIX y XX (Edad Contemporánea) la emigración a América, especialmente a Cuba y Argentina, dando muestra de la riqueza de los que de allí regresaron las numerosas casas de indianos que se pueden contemplar en la villa y sus alrededores; algunos de ellos dejaron también una profunda huella benefactora.
Luarca, cuyo puerto contó con su primer dique en el último cuarto del siglo XIX, habría de experimentar, en palabras de Juan Fernández Pereiro, una auténtica expansión desde los años finales de esa centuria, «cuando los antiguos terratenientes van convirtiéndose en los empresarios locales cuyas inversiones irán generando un entramado económico más sólido y diversificado (banca, empresa de transportes, industrias de conservación del pescado, metalgráfica)».
El crecimiento deja huella en la fisonomía urbana a comienzos del siglo XX, colonizándose nuevos barrios (La Carretera de Galicia, Malabrigo).
Pero la contienda civil de 1936 vino a truncar dramáticamente ese estado de progreso. La ocupación de Luarca por las tropas nacionales se produjo transcurrido menos de un mes del Alzamiento (18 de julio): el general Mola entró en Luarca, procedente de Galicia, el 8 de agosto de 1936.
Tras una dura posguerra, marcada por la represión y el debilitamiento económico, el concejo comienza a «desperezarse», a mostrar síntomas de recuperación desde los años 50 y 60. Y en la historia local empiezan a acumularse datos y fechas para el optimismo: en 1956 se crea la Junta Municipal y Oficina de Turismo, una clara apuesta por un sector nuevo, que ya es uno de los principales pilares de la economía municipal; en 1962 se estrena el tramo Pravia-Luarca de la línea de ferrocarril Ferrol-Gijón, completándose en 1972 con el trayecto Luarca-Vegadeo; en 1969 se constituye la primera cooperativa democrática de Asturias: la agraria de Carcedo-Muñás, y al año siguiente, surge Valdés-SAT, una empresa lechera de base cooperativa, que acabó vendiéndose muy recientemente a Central Lechera Asturiana (CLAS); el nacimiento en 1970 del Certamen Nacional de Pintura Luarca, hoy, sin duda, el concurso pictórico y escultórico regional de mayor prestigio y renombre; las recientes mejoras en las comunicaciones, con la inclusión de la N-634 y N-632 en el I Plan Nacional de Carreteras; el cuarto lugar alcanzado por su sector pesquero en volumen de capturas...
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