Su situación marcó su destino tanto por ser el puerto de Asturias, a menos de una jornada de camino fácil, como por su ría que divide a la ciudad en dos, tanto geográfica como económicamente. De esta forma Sabugo adquiere gran potencia por la pesca, mientras que el comercio adquirió un gran impulso en la villa. La ganadería y la agricultura fue una fuente esencial de ingresos en los arrabales periféricos.
En 1085 Alfonso VI de León otorgó un fuero a Avilés. El fuero de Avilés le da categoría de Villa de Realengo y a lo largo de la Edad Media apoyará siempre a la corona, a quien paga impuestos. Avilés no fue nunca feudo ni tuvo otro tribunal competente que los reales. El fuero original se conserva en el Archivo Histórico Municipal junto con una copia romanceada, joya histórica, lingüística y jurídica por la que la villa adquiere categoría de realengo, sin sometimiento señorial y con unos privilegios económicos y civiles, guardando una inquebrantable fidelidad a la corona.
En esta época Avilés demostró su valor estratégico en lo económico con el monopolio de la sal, teniendo su almacenamiento y distribución. También hay que destacar su comercio marítimo, que recorría desde el cabotaje Cantábrico al comercio con el Norte de Europa, Portugal, Francia y la Península. El privilegio es repetidamente confirmado por los reyes, además de acrecentado y mandado respetar cuando los intereses señoriales o de las comunidades trataban de imponerse. El primer documento se perdió en fecha incierta y el conservado es una copia de 1289, según confirmación hecha por el rey Alfonso VII el Emperador en 1155. Las fuertes murallas de la villa y su ley ofrecían libertad y seguridad frente al poder de los señores y de la Iglesia. La libertad comercial fue otorgada desde “la mar hasta León”, siendo posteriormente ampliada por Fernando IV a todos los reinos de León y Castilla, con excepción de Murcia, Toledo y Sevilla.
El fuero tiene un gran interés lingüístico, armonizando romances tan distintos como el asturiano y el provenzal, fruto de la estrecha relación con los puertos de Francia. A diferencia de los fueros de Estella o Jaca, que están esencialmente en romance provenzal, el fuero de Avilés muestra una cierta integración de la población extranjera en la ciudad. Entre los siglos xii y xvi Avilés vive un momento de esplendor mercantil a través del tráfico portuario; en los cayos se depositaban muchas mercancías destinadas al mercado de Oviedo, lo que dio lugar a querellas entre ambas poblaciones por el reparto de tasas y tributos.
En Avilés se encontraba el alfolí de la sal de Asturias y León, distribuyendo la producción de salinas gallegas, portuguesas, francesas e incluso andaluzas. En 1309 Fernando IV concede al Alfoz de Avilés los concejos de Gozón, Illas, Carreño, Castrillón y Corvera, heredero del Alfoz de Gauzón. La muralla que circundaba la villa fue el condicionante de mayor importancia de la distribución urbanística. De los fuertes muros, demolidos en 1818, solo quedan restos visibles incorporados al palacio de Camposagrado. De época medieval se conserva el Palacio de Valdecarzana o casa de Pedro el Cruel o de la Baragaña, que fue alojamiento y lonja de algún burgués medieval.
En el año 1479 se produce un gran incendio en la villa y los Reyes Católicos conceden varias mercedes a Avilés para ayudar a su recuperación, como la concesión del mercado semanal de los lunes, que sigue celebrándose. En aquella época existían extensas masas forestales en los alrededores, que se empleaban en la construcción de buques para las naves de la Armada Invencible, galeones y galeras para el servicio de los Asturianos. Muchos marinos avilesinos intervienen en hechos de armas notables. Suele decirse que Rui Pérez (aunque investigaciones recientes indican que el nombre correcto es Rui González) capitaneaba uno de los navíos de la escuadra de Ramón de Bonifaz, que con su sierra en la proa cortó el puente de tablas de Triana que permitió a los cristianos conquistar Sevilla, hecho que se recuerda en el escudo de la villa. Otro marino célebre es Pedro Menéndez de Avilés, primer adelantado de la Florida. Por este motivo la ciudad es conocida también como La Villa del Adelantado de la Florida o, simplemente, Villa del Adelantado.
Con la Edad Moderna el puerto de Avilés empezó a caer en una crisis mercantil, pero otros sectores tomaron su relevo, como fue sobre todo el sector agrícola que tuvo grandes mejoras en los cultivos tradicionales y también destacar la entrada del maíz. En aquella época de frecuentes enfrentamientos con ingleses y franceses, el castillo de San Juan de Nieva fue atacado repetidas veces por corsarios de estas nacionalidades. Personalidades como Bances Candamo y Carreño Miranda destacan en el panorama cultural de la época.
Edad Contemporánea
En mayo de 1809 avanzó sobre Avilés la brigada napoleónica de Marcognet, a la que trataron de detener los mal armados vecinos, siendo derrotados en Valliniello. Se produjo una carga por el puente de San Sebastián en la que murieron doscientos hombres. Los franceses ocuparon el Palacio de Camposagrado, organizándose la resistencia mediante celadas en las calles contra soldados aislados o en pequeño número. Tan eficaz fue esta estrategia que el general Kellerman mandó una orden a las autoridades locales haciéndoles responsables de las vidas de sus soldados.
En las guerras carlistas algunas partidas pasaron por la villa, como la del general Sanz. En el siglo xix se construye la dársena de San Juan de Nieva, nuevas industrias como la fundición de Arnao y telares. De igual manera, se trae el telégrafo y el ferrocarril, y se deseca la ría en la zona donde se ubica actualmente el parque del Muelle, uniendo el núcleo marinero de Sabugo y la villa amurallada. La industrialización se inicia en el siglo xix con el asentamiento, entre otras, de la Real Compañía Asturiana de Minas en el vecino municipio de Castrillón, cuyos productos son comercializados por el puerto de Avilés que, a pesar de su nombre ocupa también terrenos castrillonenses. Destacó también la implantación en el siglo XVIII del Martinete del Castañedo de Zaldúa, en Llaranes, y la Azucarera de Villalegre, que entró en funcionamiento a finales del siglo XIX.
En 1891 se instala el alumbrado eléctrico, siendo la por aquel entonces la villa burguesa uno de los primeros lugares de España en disponer de este servicio. En 1893 el Doctor Claudio Luanco creó la fiesta del Bollo, que sigue celebrándose con gran arraigo popular. El siglo XX marca el despegue industrial de Avilés, con sucesivas ampliaciones del puerto. Acontecimientos como la Revolución de 1934 y la Guerra Civil dejaron su rastro en Avilés, conservándose en la comarca varias fosas comunes.
El complejo industrial de Avilés se consolidó en los años cincuenta con la instalación en ambas márgenes de la ría homónima de grandes plantas productivas promovidas por el Instituto Nacional de Industria (INI), como la siderúrgica ENSIDESA (1950) -que más tarde se llamaría CSI, Aceralia y, actualmente, ArcelorMittal-, o las pertenecientes a Cristalería Española (1952), a la Empresa Nacional de Aluminio ENDASA (1958) -posteriormente llamada Inespal y más tarde Alcoa-, a Asturiana de Zinc (1959), o a la reconvertida Real Compañía Asturiana de Minas, en Arnao, absorbida con el tiempo por la anterior y ambas asentadas en Castrillón. A éstas se le añadieron muy pocas más hasta los últimos años de los ochenta, período en el que, a la crisis de las grandes plantas productivas, le sucedió una notable diversificación del sector industrial, aunque no tan amplia como era de esperar.
Todo este legado industrial de primer orden ha situado a la ciudad de Avilés como una de las capitales de patrimonio industrial a nivel nacional. Las empresas y su obra social destacaron por la calidad de sus construcciones, vinculadas en muchos casos a la arquitectura de Movimiento Moderno. Destacan, por ejemplo, las infraestructuras de ENSIDESA y su poblado de Llaranes, así como ENDASA, Cristalería Española y, en el vecino concejo de Castrillón, la mina de Arnao y su poblado. En la actualidad, tras un proceso de reconversión industrial, las plantillas de estas fábricas se han reducido en número notablemente.
El futuro de Avilés está ligado a un proyecto de regeneración en la zona de la ría llamado "Nueva Centralidad". En diciembre de 2008, el Principado de Asturias, la sociedad estatal INFOINVEST, el Ayuntamiento de Avilés y el Puerto de Avilés constituyen la sociedad "Avilés, Isla de la Innovación" con el fin de desarrollar urbanísticamente una extensa área de 575 000 metros cuadrados situados en ambas márgenes de la ría de Avilés, originariamente denominada Nueva Centralidad y actualmente conocida como Isla de la Innovación.
El arquitecto brasileño Oscar Niemeyer (creador de la ciudad de Brasilia y uno de los mitos de la arquitectura universal) recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1989, siendo este el origen de la relación del arquitecto con el Principado de Asturias. Años más tarde donaría un gran proyecto al Principado de Asturias que se convertiría en una de los referentes culturales internacionales, un espacio asociado a la excelencia y dedicado a la educación, la cultura y la paz. Es la única obra de Oscar Niemeyer en España y, según sus propias palabras: la más importante de todas las que ha hecho en Europa. Ésta también fue la razón por la que el centro recibe el nombre de su creador.
El Centro Niemeyer se convirtió en un elemento fundamental para la reconversión de Avilés, dado el aumento del número de turistas que produce el hecho de que por su plaza pasaran grandes personalidades del mundo de la cultura y el espectáculo desde su apertura.
Tabla con la evolución del número de hombres ,mujeres y total a lo largo de los años.
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